Para comenzar, necesito decir que hoy me siento tan humana como nunca antes me había sentido.
Ocurren diversas situaciones que no llamaré «problemas», por la única razón de que luego de este huracán, que dejó hecho trizas mi interior, sé que seré más fuerte.
Hoy creo que finalmente he sentido las sensaciones «básicas» de todo ser humano.
Confieso que anteriormente era como una especie evolucionada con expresiones y sentimientos muy ocultos y empolvados que no habían salido a relucir, cual robot programado. Ahora sí me siento humana, siento dolor, y el dolor me ha hecho sentir viva, y está bien. Todos tenemos que pasar por momentos así, que duelen como si algo se desprendiese de nuestra alma.
Hablando un poco acerca del dolor más escuchado: El desamor.
Absolutamente todo ser humano pasa por esto; yo creí estar exenta, pero siempre llega. Es terrible, es doloroso, es desesperante, pero es normal, y créanme que algún día será solo un recuerdo.
El olvido es cosa de decisión. Creo que mientras más tardemos en decidir arrancarnos de la mente a esa persona, más extensa será la agonía.
Durante este proceso mantenemos la esperanza de que todo termine siendo como deseamos en un principio, y es por eso que no decidimos tempranamente deshacernos de ese sentimiento; sencillamente «no queremos» olvidarnos de él/ella.
Mi consejo es «tomar una decisión» y mantenerse firme en ella, va a doler, las lágrimas van a correr quizás por días, semanas o meses, pero todo va a pasar, todo va a estar bien.
Aprendamos de las águilas, que aprovechan la tormenta para volar más alto.
La vida es una montaña rusa, con altos y bajos repentinos... constantemente; sólo ten presente en todo momento que aunque desees morir para no seguir sintiendo esa terrible sensación, no es el fin. Vendrán cosas nuevas y mejores.
Aquí les dejo un escrito propicio para el artículo:
«La pasión hace que uno deje de comer, de dormir, de trabajar, de estar en paz. Mucha gente se asusta porque, cuando aparece, derrumba todas las cosas viejas que encuentra.
Nadie quiere desorganizar su mundo. Por eso, mucha gente consigue controlar esta amenaza, y es capaz de mantener un pie en una casa o una estructura que ya está podrida. Son los ingenieros de las cosas superadas.
Otra gente piensa exactamente lo contrario: se entrega sin pensar, esperando encontrar en la pasión las soluciones para todos sus problemas. Descarga sobre la otra persona toda la responsabilidad por su felicidad y toda la culpa por su posible infelicidad. Está siempre eufórica porque algo maravilloso sucedió, o deprimida porque algo inesperado acabó destruyéndolo todo.
Apartarse de la pasión, o entregarse ciegamente a ella, ¿cuál de las dos actitudes es la menos destructiva?
No sé».
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