No sé por donde comenzar...
Tenía ya algún tiempo sin escribir de nuevo en el blog, pues la verdad no es que me hayan sucedido muchas cosas buenas y motivadoras estos últimos meses como para querer compartirlas con ustedes; en lugar de escribir cada semana artículos relacionados a cuanto odio al mundo, preferí sencillamente dejar de escribir. El detalle está en que hoy me entraron unas ganas incontrolables de hacerles saber lo mucho que me desagradan... Sí, me enferma la gente y sus asquerosas actitudes.
Este año ha sido una locura de principio a fin (sí, ya sé que dije lo mismo hace exactamente un año, pero es que mi vida es una auténtica caja de sorpresas y parece que cada año supera al pasado).
Fui amada y respetada por personas que no me pasaron antes por la mente, fui traicionada y herida por seres que... en serio, JAMÁS en mi vida imaginé que actuarían de esa manera, conocí a una persona que hasta ahora solo ha demostrado querer lo mejor para mí y que en los mejores y peores momentos de este año ha permanecido conmigo incondicionalmente, ya sea celebrando o llorando juntos, también sigo teniendo a «mi ángel guardián», que ha sido testigo de mis más sinceras carcajadas y lágrimas. Estoy realmente agradecida por ser parte de la vida de estas dos personas que no son familia, pero han llegado a ser sumamente importantes.
Por otra parte, desconocí gente que creí conocer.
Muchas personas sacarán a relucir mis errores en modo de reclamo por decir que «me desagrada la gente», ¡y tienen razón! Cuando digo esto, yo también voy incluida en ese combo.
Somos una inmensa familia de ratas en una montaña de basura, comiéndose unas a otras para poder sobrevivir.
¿Es necesario ser así? ¿Por qué no podemos simplemente pensar en surgir juntos? ¿En desear fervientemente que un desconocido sea tan próspero como deseo serlo yo mismo?
Me asombra ver que hay cada vez más miserables que intentan salvar su «intachable reputación» pasando por encima de otros.
Me asombra haber tenido años de amistad con gente que en este preciso instante me da asco.
Me asombra haber malgastado varios años de mi vida junto a un completo desconocido, sin tener idea de su enferma mente repleta de malas intenciones y mentiras.
Me asombra como la gente utiliza a los demás para satisfacer sus necesidades y deseos, quitándole brillo a su luz.
Me asombra que gracias a bestias con traje y corbata, actualmente los sentimientos son solo cenizas que un día fueron llamaradas de pasión por la vida, y hoy las victimas solo son máscaras de yeso que fingen ser felices, sin poder tan solo recordar lo que se sentía antes del corazón roto, por lo que van desgarrando con sus pedazos sueltos.
Me asombra la falta de humanidad en los humanos, pero sobre todo me asombra el seguirme asombrando.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario